g-r-o-t-e-s-q-u-e

Tal vez no se ha puesto el sol, pero mis párpados están cerrados. Tal vez hay algo de luz fuera, pero las persianas de mi cuarto están cerradas. Tal vez haya algo de esperanza tras las ventanas, pero estoy demasiado cansado para notarlo. Tal vez lleve toda mi vida durmiendo, pero sigo estando cansado. Estoy tan..., tal vez cansado no sea una buena palabra. Estoy tan cansado...creo que no voy a abrir esta ventana. Estoy tan cansado, creo que no voy a encender ninguna luz. Estoy  cansado, creo que no voy a abrir los ojos.

Cada vez que trato de mirar al futuro me siento ciego.

Tratar de enfocar mi mirada, posar mis ojos sobre lo que para mí, en este momento,  será mañana. Llevo intentándolo desde que sonó mi despertador, y...un día más, creo que voy a rendirme. Miro al mañana, es tan hermoso por el simple hecho de no poder verlo, se siente como si no existiera, como si nunca fuera a existir. Es como gatear en un sótano, con las ventanas pintadas del mismo color que la oscuridad que envuelve mis ojos, sin saber qué hay justo delante mío, pero a la vez escuchando cómo se acerca a mí.

A cada paso noto la monotonía de las baldosas que voy pisando, tan grises, tan...iguales entre sí. Como de costumbre voy mirando hacia el suelo cuando camino por la calle, pero esta vez siento mi mirada algo más baja. También puedo notar cómo a cada pisada mis pies parecen más pesados, al igual que mis pensamientos...pesados como el plomo de las balas que guardo en el bolsillo derecho de mi pantalón. Juro que no recuerdo cómo esas balas llegaron a mi bolsillo, en serio, no recuerdo por qué las guardé junto a ese trozo de papel tan importante para mí.